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Nº 2 Marzo, 2006

Tres historias de guerra

Tres historias de guerra Jesús Sánchez Fernández (edición y dirección); Patricia de Barrio, Mercedes Francisco e Inés Moreno (Elaboración)

Según un sencillo sondeo elaborado entre un centenar de alumnos de 3º y 4º de E.S.O. en clase de Ciencias Sociales, 2 de cada 3 alumn@s, de este centro de Fuenlabrada ,tienen familias de origen manchego y extremeño. Ambas regiones tuvieron un papel destacado en la dramática historia de la España de los años treinta. Otros provienen de algún rincón de la provincia de Madrid, o de provincias limítrofes como Avila

1. EXTREMADURA

Extremadura era tradicionalmente un área de latifundio y dehesa.
En Arroyomolinos de Montánchez, un pueblo del sur de Cáceres situado a los pies de la Sierra del mismo nombre, vivía en los años veinte, la familia paterna de nuestro alumno Pedro MS. Eran tres hermanos. El abuelo de Pedro era Manuel, el del medio. Pero el único que queda es Andrés MG, el menor de ellos. A él se le realizó la entrevista. A él y a su mujer. Sergia, nacida en ese pueblo en 1920, se casaría con Andrés al término de la guerra. Ella recuerda cómo era la vida durante su infancia:

“ Mi padre era pastor, nosotros siempre estábamos en el campo con él. Se ganaba cuatro duros al mes y con eso teníamos que tener todos para comer ¿sabes? y los dos hermanos mayores les poníamos los zahones por debajo del cuello porque se les caían de la cintura de “sequinos” y de “chiquitos” que eran. (…) Cuando yo tenía seis años estábamos en el Cotomarro con los Pacheco que eran los más ricos de toda la provincia de Cáceres y de Badajoz, y estuvimos seis años en el Cotomarro. Recuerdo la amistad que tenía mi padre con el dueño que también se llamaba José, José el guarda y José mi padre; y recuerdo pues que tenía nueve hijos, allí los crió pues como reyes y que a los dos mayores se los llevó mi madre al pueblo…Los Pastores como mi padre cobraban harina y una porción de aceite, un quintal de trigo y cinco litros de aceite más el sueldo que tenía".

Como L@s niñ@s tenían que ayudar en casa, no frecuentaban la escuela:

“Y estábamos todos pues reunidos y ni había escuelas ni nada, porque en el campo no había nada … Mi padre me enseñó a leer nada más que la cartilla y me obligaba a que la aprendiera antes de irme a dormir. Había veces que me iba a dormir antes de que viniese mi padre y cuándo él llegaba me despertaba para leer la cartilla.”

Durante la II República, la reforma Agraria, finalmente abortada en la guerra, había comenzado a asentar a las familias de trabajadores residentes en los pueblos como colonos, principalmente en la provincia de Badajoz.

Al empezar la guerra, fue Extremadura una de las primeras regiones ocupadas por los rebeldes (mal llamados “nacionales”). En aquel verano de 1936 se desencadenaban con impunidad atroces crímenes que tenían eco inmediato y respuesta en la otra zona y así sucesivamente, incrementando de manera horrible la espiral de la violencia : ajustes de cuentas, venganzas personales, paseos, represalias.

Andrés M, relata lo que les ocurrió al estallar el conflicto :

“ A mi hermano mayor me lo mataron. A tu abuelo, (,Manuel) al salir en defensa de su propio hermano le condenaron a pena de muerte y tras redimirle, se fue a la zona roja para vengar a su hermano. Y yo me quedé en el pueblo y a los 2 años de guerra, me llamó el ejército (de Franco) para ingresar en él ) (…) “En el pueblo (Arroyomolinos de Montánchez) entró una compañía del ejército de Cáceres (alzados) a tomar posesión del pueblo. A mi hermano le mataron porque fue el único que tuvo el coraje de decirles: “Váyanse ustedes al pueblo con sus caballerías. Y váyanse a labrar las fincas que tienen en el pueblo que las tienen sin cultivar. Este terreno que conceden el gobierno de la república son para los que no tienen apenas nada, o sea para los obreros”Tras decir esto se lo llevo un tal Gilancia como vengándose de una paliza que les habían dado mis hermanos. Y cuando se iban, el tal Gilancia dijo: “Vámonos que te va a sobrar las tierras” Se llevaron a una veintena de hombres a la cárcel en los que estaba tu abuelo Manuel".

El avance rebelde se dirigía desde Andalucía hacia Extremadura por la ruta de la plata, pasando junto a la frontera portuguesa. La represión concebida por los alzados como operación de terror ejemplarizante y eliminación de todo partidario del gobierno, fue durísima: la plaza (vieja) de toros de Badajoz salpicaba los titulares de la prensa internacional. Sergia todavía guarda la impresión que le produjo lo ocurrido en el pueblo de Badajoz, Don Benito (en agosto de 1936):

“fue uno de los últimos pueblos que se tomaron, no había quién lo tomara. Y esos Castillejos de Barquero, otros de Cabanillas, eran de los señores de Don Benito, y claro como los cogieron, y de allí no salía nadie, pues entonces los que tenían de guarda se quedaron de amos. Buscaron en el pueblo quién guardara cochinos, ovejas, leños y cabras, lo que tuviesen allí y todo el ganado que había. Y ellos ya como los señores. No creían ellos, que ellos ya eran personas de 40 o 50 años o menos, pero no sabían si los iban a matar, porque es que Don Benito tuvo un bombardeo (artillero) que no había quién lo tomara, y, claro; ¡no se sabía si iban a matar en ese bombardeo a los amos de las dehesas o no los iban a matar! La toma de don Benito fue una toma muy tremenda porque los estaban esperando por caminos y veredas. Fue muy tremenda porque tardaron mucho en entregarse Don Benito.”

Pedro pregunta al hermano de su abuelo cómo había comenzado todo y por qué se luchaba:

“Y viendo que en la segunda república habían ganado eso, (se refiere a las elecciones de febrero de 1936), fueron cuándo dieron un golpe de estado y les quitaron el gobierno a las izquierdas. Se apoderó Franco de la guerra en el año 1936, y las quintas que estaban actuando entonces, que eran las del año 1927 hasta las del 1929” (...) “Luchaban las derechas contra las izquierdas, aunque en aquél entonces se decía rojos y fascistas. La clase obrera contra la clase rica, o sea, los rojos eran la clase obrera y los fascistas eran la clase rica” (...) “Uno (defendía) al capital y otro al trabajo.”

El 12 de marzo de 1938, un año antes de terminar la guerra, Andrés, el pequeño de los tres hermanos fue llamado a filas:

Pedro M.- “¿Cuántos años tenías cuando empezó la guerra?
Andrés M – Yo nací en el 1919
P - ¿Te obligaron a ir o fuiste voluntario?
A - ¡No, no! Fui por mi quinta, aunque la mía fue una
quinta joven porque en aquellos momentos se precisaba gente para ir a la guerra. La quinta más joven eran los que fueron después de la mía.
P - Cuándo fuiste ¿tu ya tenías tus ideales o te obligaban a tener otros ideales diferentes a los tuyos?
A– Allí teníamos que ir con los ideales de Franco, a defender a él. No me ha gustado nunca apuntarme a las sociedades ni organismos donde se hablaba de política y de todos eso...
(...)
P _ ¿Qué solíais comer?
A_ En las trincheras, una latitas de sardinas y unas pastillas de chocolate. Pero estuvimos quince días sin apenas comer nada porque nos cortaron las trincheras.
P _ ¿Llegaste a enfrentarte con el bando contrario?
A _ En las trincheras si me enfrenté a ellos pero cuándo me sacaron de las trincheras, por no querer hacer el servicio que me mandó hacer un cabo, el teniente me dijo que no volviera a aparecer más. Y entonces me cambiaron de un batallón de fuerzas de línea. Casi todo el tiempo que estuve en el ejército fue en las trincheras, porque dio la casualidad que el año que yo estuve en el ejército fue en las trincheras, porque dio la casualidad que el año que yo estuve era cuando estaban reconcentrando todas las fuerzas para la terminación de la guerra, como las del Ebro o las del Norte.
P _ ¿En algún momento te llegaste a enfrentar a tu hermano Manuel (mi abuelo paterno)?
A _ ¡Hombre!, es que el estaba en la otra orilla del río Zújar, allí estaba cuándo estaba en los guerrilleros. Yo estaba en la segunda avanzadilla, en ametralladoras, y al otro lado del río estaba mi hermano.
P _ ¿ O sea que en algún momento podías haber matado a tu hermano?
A _ ¡Hombre, claro! Y él no quiso matarme a mí, porque tu abuelo era guerrillero de los servicios secretos y se pasaba de un bando a otro todas las veces que le interesaban para hacer servicios de espionaje, para reconocer la violación de un puente, corte de una carretera... Es igual que lo que hacen actualmente los terroristas y todos esos. Pero tu abuelo, como sabía dónde estaba yo , pues... Una noche estuvo detrás de mi, sentado un rato, observando lo que yo hacía, porque ellos se metían en bando contrario para observar los movimientos del rival".

2. LA MANCHA

La Mancha fue desde julio de 1936 un territorio leal a la República y así permaneció en su mayor parte (excepto algunas zonas occidentales) hasta el final de la Guerra Civil. Se produjo en estos años la experiencia social de la colectivización rural que llegó a muchos pueblos: se reunieron las viñas, las mulas, los aperos de labranza.; se crearon centros de abastos de subsistencias, se quemaron los registros de la propiedad y se abolió el dinero.

Mientras, muchos manchegos marchaban al frente dirigiéndose a Madrid, Cuenca, Teruel...el Ebro. Algunos no volverían y sus restos todavía no están sepultados donde deberían, junto a sus familiares fallecidos, en los cementerios de sus pueblos dónde nacieron o dónde vivían cuándo estalló la guerra. Otros sí pudieron regresar, pero al poco de llegar a casa fueron detenidos y encarcelados. Así ocurrió con los que enviaron a Valdenocedas (Burgos) como podréis leer en el extracto del artículo que recogeremos e incluiremos en la edición en papel del número número 1 de entresiglos. Incluso unos cuantos afortunados como Anastasio Maqueda pudieron años después, tras salir de la cárcel, volver a casa e intentar rehacer sus vidas con los suyos. También podéis seguir su historia en el extracto del artículo que también publicaremos aquí mismo. Ambos proceden del Diario El PAÍS.

Lorena, de 2º de Bachillerato entrevista a sus abuelos paternos, Pedro A, jornalero nacido en 1928 y Victoria G. , ama de casa. Ella, tres años más joven, nació en 1931, el año en que se proclama la República. Ambos son naturales de Navaherrmosa , un pueblo situado a los pies de los Montes de Toledo a unos 30 Km. al SurOeste de la capital provincial. Allí vivieron hasta que emigraron a Madrid en 1973:

Victoria G:_ “La guerra fue muy dura, luchaban hermanos contra hermanos y en los ríos no corría agua, sino sangre, según decía padre (se carientristece)
Lorena A.- ¿Pero fue tan dura, según tu padre?
V .- Sí, para muchos
(...) después de la guerra, se pasó mucha hambre y calamidades, ya que los patrones no paganban na´ y el dinero no valía. Ahora me viene a la cabeza, que el abuelo de tu padre era alcalde del pueblo y vivíamos bien, pero con el mal nacío´ de Franco, se llevaron detenido a mi padre por una confusión de ideas.
(De repente mi abuelo se mete en la conversación)
Pedro A.-. Cuándo Franco ganó, yo estaba en el campo con unas muchachas y una tenía un puñao´ de pan y me dijo a buena hora:
-Ahora los de izquierdas pasaréis hambre
Yo cogí y la arreé un ostia (sic) que le quité el pan y la conteste:
-¡Tú, pasarás ahora hambre!
V .- Todos los domingos se iba a misa por la mañana y no sé, cómo no te obligaban todos los días
(Mi abuelo comenta otra vez)
P.- ¡Porque entre semana era más importante el trabajo que Dios!
V.- Anda, anda, calla que muchos iban
P.- Los que vivían del cuento
L.- Pero era en Latín, ¿La entendíais?
A.- No, pero ponías buena cara y hacías lo que los demás.
L.- Pero Franco ¿os obligaba a ir a misa?
A.- Y a muchas cosas que no querías.
L.- ¿Y de la muerte de Franco? ¿qué?
A.- Buh, pues mucho cambio
L.- ¿Cambió de qué?
A.-. De to´
L.- ¿Pero de qué? ¿De mentalidad?, ¿De vida?, ¿De ideas?
V.- De to´ , de to´.
L.- Pero ¿A lo bueno?
V.- A lo bueno y a lo malo.
L.- Pero ¿En qué época vivías mejor?
V.- Hoy se vive muy bien, pero cada época se vive de una forma u otra
L.- Y hoy en día ¿Qué te parecen tantos avances?
V.- Yo no entiendo nada.


3. HACIA MADRID.

Otr@s de nuestr@s alumn@s provienen de familias originarias de provincias vecinas a la Comunidad Autónoma de Madrid, como Ávila. En Castilla la Vieja, (Castilla y León, como se denomina hoy esta comunidad autónoma), triunfaron las derechas en las elecciones de febrero de 1936 , (las últimas en 40 años, ganadas en toda España por la coalición izquierdista del Frente Popular) y triunfó también el golpe militar que en julio de ese año abocó a la Guerra Civil. Podría decirse que allí no hubo guerra, pero sí represión.

Ceferino J M, era entonces un chaval de 11 años. A punto de cumplir los 80, aún se acordaba de la letra de coplillas, canciones y dichos que había escuchado de pequeño:

Sobre la Guerra de Marruecos (1909-1926):

“En el cerro Gurugú,
hay una fuente que emana
sangre de los españoles
que murieron en campaña.”

Sobre la llegada de la República:

“Carnavales han venido,
carnavales han llegado,
la República ha venido
y eso sí que no se irá”.

O este otro:

“Que traigo la falda muy adornadita
de los tres colores de la banderita
por si algún chiquillo se quiere acercar
hacia la comparsa del día carnaval”.

Y este eslogan: “El que no vote a las izquierdas no tendrá parte en las dehesas”

Cuándo estalló la guerra vivía en su pueblo natal, Solana de Ríoalmar (Avila) situado en las estribaciones de la Sierra de Gredos:

“ Me enteré por la radio. Dijeron que había entrado Franco por Sevilla con ayuda de los ingleses (sic) y los alemanes. En un bando estaban los nacionalistas (derechas) y en el otro lado los rojos (izquierdas). Recuerdo que a Solana iban los falangistas preguntando a los alcaldes quién era rojo y en concreto, me acuerdo que se llevaron a 8 personas en un furgón. Además, me contaron que a tres de ellos les fusilaron y uno que creían muerto se escapó y consiguió llegar a un hospital. Los falangistas ala ver que salía del hospital le obligaron a decir: ¡Viva España!, pero cono no lo dijo, lo fusilaron ahí mismo.”

Poco después, a Ceferino lo mandaron a estudiar a un seminario en Salamanca dónde estuvo hasta los 16 años, de modo que pasó allí los años de la guerra. Recuerda que:

“bombardeaban cada dos por tres y los pobres nos insultaban porque éramos seminaristas.”

El avance rebelde hacia Madrid se retrasó por la decisión de ocupar antes Toledo auxiliando a los que se habían hecho fuertes en el Alcázar . Fue esta una decisión personal del General Franco que ya se alzaba sobre el grupo principal de los militares sublevados. En el camino hacia la capital por las carreteras de Extremadura y de Toledo , Fuenlabrada (como Móstoles, Leganés o Getafe), fue ocupada entre el 2 y el 4 de noviembre de 1936. Un año antes, el 13 de diciembre de 1935 había nacido allí Lucía J M, abuela de Cristina. Naturalmente, de la guerra no tiene ningún recuerdo y poco sabe porque “mi madre no me contó nada”. Fuenlabrada es hoy una ciudad que cuenta con unos 190.000 habitantes (187.963 en el 2003), pero era entonces hace 70 años una localidad rural muy distinta.

“En aquella época nos íbamos al campo en burro a labrar ya que la mayoría de las familias tenían una pequeña huerta. Yo sólo fui dos años a la escuela de los 8 hasta los 10 años y después me fui a servir para ayudar en casa. Mi abuela me decía que era una lástima que no me pudieran dar estudios porque yo valía para estudiar pero en aquella época no se podía. Empecé con 10 años en casa de una vecina mía que tenía vacas y necesitaban una chica para limpiar los cántaros de leche, allí estuve hasta los 14 años.

Cómo no había agua potable en las casas:

-“Había que ir a la fuente de los Cuatro Caños con un cántaro de agua y llenarlo para pasar el día. Teníamos que ir por las calles llenas de barro con botas catiuscas porque no había carreteras y las aceras eran muy estrechas. Tampoco había servicio, pero como en todas las casas había un corral en la parte de atrás, allí íbamos a hacer nuestras necesidades, y las gallinas se las comían. Siempre que nos veían sentar al corral no seguían y nos picaban el culo,¡lo mejor de todo es que luego esas gallinas nos las comíamos!. El pis lo hacíamos en un cántaro y por la noche se tiraba a la calle. Cuándo ya me case con tu abuelo, él me hizo un pozo negro y me puso una taza en un cuartito en el patio, cuándo el pozo negro se llenaba se llamaba a una empresa para que lo limpiara.”

Por entonces, en el pueblo de Fuenlabrada no había mucho futuro, así que la familia tuvo que ir a principios de los años 40, a buscar los medios de sobrevivir en otra parte. Lucía tenía entonces 15 años:

“Fui a Madrid con mi madre y mis hermanos cuándo comenzó a funcionar el ferrocarril. Teníamos que estar allí todo el día porque el primero salía del pueblo a las 8 de la mañana y volvía a las 8 de la noche. (…) empecé a trabajar en una tienda de ropa en la que ganaba 27 duros al mes, (135 ptas, unos 80 céntimos de Euro) y en vez de cobrarlo, mi madre, como (yo) ya tenía novio, el dinero me lo empleaba en sabanas, toallas y cosas para cuando me casara. Para comprarme una sabana tenía que ahorrar dos meses porque con la paga de un mes no me llegaba y poco a poco me compré todo.

“Mucho vestido blanco,
mucha farola,
pero luego el chuchillo
en la lumbre con agua sola".

Sin saber que mi vestido estaba hecho con unas cortinas viejas. Pero yo no tenía por qué decir de dónde había sacado el vestido.”

Valorando la forma de vida de aquella época, dice:

-“Antiguamente a las mujeres no se les permitía entrar en los bares porque perdían prestigio y tampoco estaba bien visto que fumasen. Si tenias novio, ya tenía que ser para casarte, porque si te dejabas con él, ya no te casabas porque habías estado anteriormente con otro hombre y no se aceptaba.”

"A mí no me pareció mala, la época de Franco, nosotros en esos años vivíamos muy bien, no puedo reprochar nada. Lo malo de esa época fue que no podías exigir ni reprochar nada, siempre había que hacer lo que él quería y la mujer tenía muy pocos derechos.

"Ahora, hay que agradecerle todos los pantanos que hizo que nos proveen de agua"."

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